Los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas, los argentinos… salieron de los barcos – como bromean sobre sí mismos. Los habitantes de las tierras polacas subían a los barcos que llegaban a la Argentina desde principios del siglo XIX. Inicialmente, salían de las ciudades alemanas, luego del recién construido puerto de Gdynia. A mediados de los años 30 del siglo XX, la misión diplomática de la Segunda República Polaca en Buenos Aires estimó el número de inmigrantes de las tierras polacas entre 200 y 250 mil. Eran sobre todo los habitantes de los pueblos superpoblados. Aunque en el territorio argentino se utilizaba el nombre “los polacos”, entre ellos se encontraban también los judíos, ucranianos y bielorrusos. Los inmigrantes hablaban polaco, ucraniano e yiddish. Profesaban el catolicismo, greco-catolicismo, judaísmo y cristianismo ortodoxo.

Entre las familias que buscaban en Argentina una vida mejor se encontraban los Szychowski de Borshchiv (en polaco Boroszczów, la localidad ubicada en la parte de Polonia anexionada por el imperio austrohúngaro). En 1900, llegaron a Misiones, una de las provincias del norte de Argentina. Allí, su hijo, Jan Szychowski (conocido después como Don Juan), construyó unas máquinas que fascinaron a los argentinos: el torno (el primero en Argentina) y las máquinas que facilitaban la producción de maíz, arroz y mandioca. La empresa Amanda, fundada por la familia Szychowski, es actualmente uno de los principales exportadores de yerba mate a nivel mundial. Por su parte, Józef Gelbard llegó a la Argentina desde Radomsko en 1930, a la edad de 13 años. Empezó a usar el equivalente de su nombre en el español argentino. Como José Ber Gelbard llegó a ser ministro de Economía en los años 1973 y 1974, durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón. Szychowski y Gelbard provenían de la misma oleada migratoria que dejó unas huellas permanentes en el panorama argentino. Una de ellas es el carro polaco, un vehículo de cuatro ruedas, que los extranjeros eficazmente y a largo plazo introdujeron en los caminos argentinos. En Apóstoles, en el norte del país, el carro polaco se convirtió en el monumento-símbolo que conmemora a los inmigrantes de Europa.

Entre 1946 y 1950 llegaron a la Argentina otros 16 mil ciudadanos polacos. Entre ellos se encontraban los soldados que lucharon en los frentes de la segunda guerra mundial, los presos de los campos de concentración, los prisioneros de guerra, los trabajadores forzados y la población civil, evacuada de los territorios de la URSS junto con el ejército, que durante la guerra fue colocada, entre otros, en los campos en África. Por último, había también personas que vinieron a la Argentina desde Polonia, escapando por la así llamada frontera verde. Llegaban a ser tanto los ingenieros que se ocupaban del desarrollo de la infraestructura del país que se hacía cada vez más rico, como los trabajadores de los talleres y ocupados en las obras públicas.

¿Cuántos polacos viven ahora en Argentina? En 2012, el Ministerio de Asuntos Exteriores polaco ha informado que son alrededor de 120 mil, otras fuentes indican 500 mil. Independientemente de los números, los polacos están presentes en la historia y la cultura argentina. Lo demuestran, entre otros, las innumerables Avenidas Polonia, que son calles importantes en decenas de ciudades, al igual que el 8 de junio, celebrado cada año como el día del Colono Polaco.

Fuente: Joanna Łuba, Avenidas Polonia, [en:] Pomocnik Historyczny POLITYKI „Za chlebem i wolnością. 200 lat nieprzerwanej emigracji z ziem polskich”, n. 4/2018, p. 28.